lunes, 20 de agosto de 2012

Piel vegetal...




Atrás quedó la sintonía de ocres de las hojas del otoño. El invierno dejo a la vista la gracia de la piel, el encanto desnudo de las cortezas.

Las texturas y colores de las cortezas de árboles y arbustos aportan matices al espectáculo del frío. Lisas o rugosas, caducas o persistentes, de colores más apagados o más vibrantes, las cortezas tienen un valor ornamental no siempre tenido en cuenta al proyectar un jardín.
Muchas especies muestran cortezas atractivas pero, en el invierno, son los árboles y arbustos caducos los que resultan más decorativos: al perder sus hojas, se evidencia la desnudez del tronco y de las ramas.

Cambiando la piel
Cuando la corteza se desprende en placas, como en el caso del plátano y algunos eucaliptos, hablamos de cortezas caducas. Las persistentes pueden ser lisas, como los abedules; rugosas      como en el caso del alcornoque, o con manchas o estrías como la corteza canela de los crespones (lagerstroemia indica).
En jardines de gran tamaño, para lograr un efecto de mayor contraste, conviene agrupar árboles o arbustos de una misma especie apoyándonos sobre un fondo de persistentes o coníferas.
En jardines más pequeños los ejemplares pueden ubicarse aisladamente sobre el césped, como un punto focal.

El jardín se viste de fiesta.
Entre los árboles de cortezas coloridas, el tronco blanco de los abedules     es el más llamativo. Su corteza blanquecina presenta un color más puro cuanto más joven es el ejemplar. También está el abedul negro cuya corteza marrón rojiza se desprende del tronco, logrando un efecto por demás de vistoso.
Podemos mencionar como especies de cortezas más llamativas las siguientes:
Los arbustos del género Cornus, el Cornus alba con su ramaje rojo sangre, el cornus stolonifera, con ramas amarillas.
Los sauces también son decorativos en el invierno.         
El ramaje del sálix magnifica, de porte arbustivo, posee un color rojizo. El mimbre amarillo, resplandece con sus ramas arqueadas de color dorado, y el más curioso es el sauce eléctrico, con sus ramas completamente retorcidas y corteza de un intenso color amarillo.
El alcornoque o árbol del corcho muestra una corteza suberificada y espesa.
El Guayabo , tiene un tronco canela parecido a los crespones y al arrayán. Los álamos plateados en su forma de copa y piramidal, son caducos y muestran su corteza blanquecina. El plátano, árbol caduco de corteza clara que se desprende en placas. El guindo, árbol caduco de corteza marrón rojiza brillante. El fresno dorado: árbol caduco de ramas amarillas y yemas negras que contrastan con el ramaje.
Arrayán; su corteza es caediza y de color rojo canela con vetas blancas.
El liquidámbar: Árbol caduco, su tronco es muy característico, por las profundas hendiduras corchosas de la corteza.



El eucaliptus: encontramos cortezas rugosas , otros con lisas y manchas rojizas, como también el eucalipto deglupta, conocido como el eucalipto del arco iris, ya que cuando su corteza se va desprendiendo  el interior de su corteza es de un verde brillante, que luego se oscurece y madura para dar lugar a tonos azules, púrpuras y naranjas.

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