martes, 26 de agosto de 2014

Jardines terapéuticos…Jardines que curan…


Utilizar al jardín como un recurso terapéutico...
Desde la antigüedad, se cree que los espacios ajardinados pueden ser espiritual y emocionalmente curativos, relajantes y relacionados con el bienestar. Se observaba minuciosamente el entorno y se consideraba que su equilibrio era el modelo a imitar para conseguir la salud. En las culturas orientales el bienestar espiritual está en  el Jardín Zen.

Los Jardines Terapéuticos son aquellos diseñados desde su planificación para favorecer el bienestar físico y psíquico del usuario. El resultado será un entorno positivo con elementos activos, como huerta, para realizar ejercicios de horticultura terapéutica, mobiliarios para ejercicios, sectores de lectura y meditación. Se trata de crear espacios generadores de bienestar adaptados a las necesidades de cada persona

La jardinería terapéutica propone devolver a la persona a un estado de tranquilidad, proporcionando un soporte social y un acceso a la naturaleza, al movimiento y ejercicio físico.

Los jardines  dejan de ser un adorno para pasar a la consideración de ser un servicio terapéutico complementario en residenciales e instalaciones destinadas a personas con necesidades especiales (residencias infantiles, enfermos de larga duración, ancianos, y personas con  discapacidades físicas y síquicas). Se trata de buscar la curación de la persona, en cuerpo, mente y espíritu. Se deberán proyectar zonas sombreadas en verano y soleadas en invierno donde poder pasear o descansar de forma tranquila. Seleccionar  y situar los árboles de modo que su follaje permita dar sombra en verano ,y  zonas soleadas en invierno. También  crear un espacio armonioso visto desde las ventanas que dan al jardín, para que lo disfruten las personas que no pueden salir de sus habitaciones.  Crear espacios con bancos que nos inviten al descanso.

El trabajo manual puede ser una actividad muy importante, Proyectar zonas cuyo objetivo sea  una suave tarea manual, como puede ser el cuidado de setos y de zonas floridas o bien el trabajo en un pequeño huerto y que permita la actividad de jardinería a usuarios que no son jardineros, ni tienen especial preparación  en trabajos auxiliares de mantenimiento y limpieza del jardín.


Los senderos diseñados en jardines para personas no videntes deben ser rectos, evitando las curvas y los caminos intrincados. Proporcionar puntos de referencia para su orientación, como pueden ser setos aromáticos, elementos de sonido, tales como campanas de viento o sonidos con cascadas de agua, o cambio en los materiales del suelo, pavimentos rugosos, caminos de césped o de corteza.


Se puede tener en cuenta la vegetación que atrae a pájaros, colibríes y mariposas. Como también bebederos y comederos de pájaros. Evitar las plantas que atraigan en gran número abejas o insectos no deseables. El sonido del agua es relajante y puede proporcionar un entorno adecuado a la meditación. Estimular al máximo los sentidos, tanto la movilidad y el tacto, como la vista el oído y el olfato, por ello es conveniente incluir plantas de flor y plantas aromáticas

Elegir  variedad de texturas, aromas, colores, así como las plantas que producen sonidos agradables cuando el viento les mueve el follaje. Plantas con floraciones o frutos de temporada  permitirán que el usuario se conecte con el ciclo de la naturaleza. Evitar las plantas espinosas o tóxicos, especialmente en  los jardines utilizada por niños o personas con ciertos desórdenes psicológicos. El diseño debe incluir una variedad de formas y texturas  y el color para proporcionar la estimulación sensorial.

En definitiva, crear espacios para conversar y hacer un ejercicio moderado en un entorno amable y agradable. Un pequeño paraíso que invite a desear su encuentro en él en contraste con el estresante mundo exterior. Se ha observado que la visualización de entornos naturales fomenta la reducción del estrés al evocar sentimientos positivos y la reducción de las emociones negativas, bloqueando o reduciendo los pensamientos estresantes.

La jardinería promueve la relajación, fortalece los músculos y ayuda a mejorar la flexibilidad del cuerpo. Sanar la mente y el cuerpo a través de la jardinería sería la propuesta.

 

Proteger de heladas y vientos...


 

Si bien hay una nutrida lista de agentes que pueden afectar a nuestros árboles y arbustos, hay situaciones climáticas que dan prioridad en esta época del año. En algunos casos el descuido puede terminar con nuestras plantas, y ver el fracaso de meses de crecimiento y desperdiciando una buena cuota de esfuerzo y dinero. Por lo tanto hay que adelantarse a vientos fuertes y heladas para no tener que lamentar sus embates.

Los fríos intensos del invierno pueden tener consecuencias devastadoras sobre las plantas de exterior, tanto si se cultivan en maceta como en el suelo del jardín. Pero existen maneras de proteger los ejemplares o, al menos, paliar los efectos de las bajas temperaturas. Daremos algunas de las principales técnicas para evitar que las plantas resulten perjudicadas o incluso mueran a causa de los fríos intensos.

Heladas… Las “heladas blancas”, provocadas por el estancamiento del aire más frío en las capas más cercanas a la superficie de la tierra, pueden ser evitadas, hasta un punto, cubriendo las plantas total o parcialmente. Se debe proteger el tronco de las plantas de tallos únicos sensibles, como jacarandaes, lapachos, cubriéndolos con un grueso cilindro de plástico o bolsas de polietileno negro. Estas se rellenan con bollos de papel de diario o paja seca y se atan para evitar que el viento y el agua lo deterioren. El plástico negro se calienta con los rayos del sol y el relleno conservará ese calor durante toda la noche. Solo cubrir los troncos, no las hojas, ya que estas fermentarán dentro del envoltorio. En los canteros, donde podemos encontrar plantas más chicas es aconsejable armar estructuras con tutores de cañas o hierro y cubrirlo con tejido anti-helada. Amontonar paja u hojas secas al pie de los arbustos o sobre la tierra de estos canteros de herbáceas a modo de protección y calor a la misma.

Reducir el riego. Uno de los principales problemas generados como consecuencia del frío es el congelamiento del agua presente en el sustrato de la planta. Debido a ese motivo, y a que las necesidades de humedad de las plantas en esta época es mucho menor, es importante reducir la cantidad de riego y, además, garantizar que el suelo tenga un buen drenaje.

Macetas: Cuando las protagonistas de nuestro patio son las macetas, también es necesario considerar que las mismas pueden ser dañadas por el efecto del frio, lo importante es tratar de aislar su superficie y procurar que no quede descubierta, en particular si son de barro, cerámica o terracota, elementos de mayor fragilidad ante las temperaturas extremas.

Agrupar las macetas. En general conviene reunir las plantas para crear microclimas de buena temperatura y humedad, mucho más aún en invierno, cuando las temperaturas les pueden causar mayor sufrimiento y estrés. Si es posible, se deben agrupar junto a una pared, para que estén más resguardadas y mucho mejor, si miran hacia donde los fríos han de ser menos intensos. Por otra parte, al colocar varios ejemplares juntos y cerca de una pared, resulta más sencillo protegerlos en mini-invernaderos.

Colocar un acolchado. Cuando son ejemplares que se hallan en el suelo del jardín, la mejor prevención es elegir especies capaces de soportar los niveles de frío de la zona. Además de eso, se recomienda instalar en el suelo un buen acolchado, de corteza de pino, paja, hojas secas u otros elementos. El acolchado genera una barrera protectora para el suelo, que produce un efecto aislante con respecto a la temperatura del aire de la superficie.

Se nos viene el invierno, y el receso vegetativo de muchas especies en esta estación significa también que tienen menos energía para enfrentar el frío y las heladas. Pero todas las plantas, en mayor o menor medida, se tornan más sensibles durante la temporada invernal y exigen cuidados específicos para sobrevivir y llegar sanas y fuertes a la primavera.

Consejos para cuidar las plantas de interior que sufren falta de oxígeno y sequedad por la calefacción: riego mínimo  y aumentar la pulverización sobre el follaje para propiciar mayor humedad ambiental. También es aconsejable agregar turba, ya que le proporcionará humedad al sustrato.

Cuidar el pasto en invierno: bajar el caudal de riego. Un riego por aspersión al amanecer puede ser beneficioso para el pasto tanto como para el resto del jardín

Prevenir posibles caídas. Además del frío, otro factor de riesgo durante el invierno son los fuertes vientos. Además del daño que de por sí las corrientes de aire ocasionan en las plantas, el viento invernal puede tirar una maceta y hacer que se rompa, que se derrame el sustrato o que la planta se deteriore. Sería conveniente colocar algo pesado para dar mayor estabilidad. Si hay macetas colgadas lo mejor es quitarlas. Los vientos fuertes pueden dañar las plantas, pero son particularmente nocivos para las plantas jóvenes o recién plantadas. El viento no sólo dobla y rompe tallos y ramas, sino que también seca las hojas. Colocar pantallas y protectores contra el viento antes de una tormenta es la mejor forma de prevenir. Las plantas, con el viento, pueden sufrir sequedad en la tierra y verse afectadas las raíces .También puede perder hojas, importantes para hacer la fotosíntesis.

 

La plantación...


 
Ya conocemos las características de nuestro terreno y ya tenemos las plantas…El diseño que hemos vislumbrado tantas veces casi parece tangible. No nos faltan herramientas, ni ganas de trabajar…

MANOS A LA OBRA…Pala en mano, limpiaremos la zona donde haremos el hoyo de plantación. El hoyo debe tener por lo menos dos veces el  ancho del pan de tierra o de las raíces del árbol. La profundidad será acorde al tipo de suelo, pero nunca menor a una vez y media la altura del pan de tierra o del sistema radicular. Concluido el hoyo, clavamos el tutor firmemente en el suelo. El tutor sirve para mantener el árbol erguido. Retiramos la envoltura o envase del terrón. Colocamos la planta en el hoyo, la mejor tierra se coloca alrededor de las raíces. Se asienta pisando firmemente alrededor del pan. Se hace la palangana para que reciba el agua necesaria: asentará el suelo y ayudará a que las raíces se hidraten inmediatamente.



 
 
Tutores…

Si el tutor es de sauce verde o álamo, conviene pelar su corteza para que no brote y compita con la planta principal Si fuese de eucalipto o de madera seca es conveniente pintar su parte inferior con pintura asfáltica.

Los tutores deben ser lo suficientemente gruesos como para soportar el peso de la planta y su altura debe acompañar todo el tronco de los árboles. El tutor se ata al extremo superior y en el medio del tronco. Es aconsejable utilizar alambre galvanizado cubierto por manguera cristal, para evitar daños en la corteza. Si utilizamos riendas, porque la zona es muy ventosa, clavaremos por lo menos tres estacas.

Riego de asentamiento.

Después de la plantación se hará el riego de asentamiento, muy abundante, repitiéndolo hasta que la olla quede con suficiente agua. Al día siguiente se repasarán los tutores y las riendas ya que el agua produce un descenso de la tierra. Si es necesario agregaremos más tierra. Bajo ningún concepto debe moverse la planta con el suelo embarrado, ya que podemos perder parte del pan de tierra y ocasionar daño a las raíces.

Acondicionamiento previo.
Las plantas que no se acomodan de inmediato deben almacenarse bajo techo o grandes árboles, dónde se las pueda regar cómodamente y al resguardo de los vientos, fríos o calores fuertes. Las especies que permanezcan en depósito más de una semana, tendrán que ser desatadas para que sus hojas reciban luz y no fermenten. Tanto si están en pan de tierra o raíz desnuda deberán alinearse en zanjas para permitir un riego adecuado y la conservación de un correcto nivel de humedad. Es importante regar las plantas abundantemente el día anterior a ubicarlas definitivamente en el terreno, ya que hidratar un pan seco una vez plantado no siempre se logra de manera eficiente
 

Consejos a la hora de comprar plantas…

Una visita al vivero siempre depara gratas sensaciones…Nos ilusiona imaginar nuestro jardín terminado, y es ahí, donde compramos plantas de más, con el argumento de que ya encontraremos un espacio para ellas, y es acá nosotros decimos…antojo del día domingo en el vivero.
Una buena alternativa es hacer una  visita al vivero, y realizar una lista de lo que nos gusta y creemos necesitar y luego investigar, si es lo indicado para nuestro jardín, en cuanto a exposiciones ecológicas, sol o sombra, heladas y tamaños.
Debemos elegir las plantas en sus mejores condiciones, de sanidad, envase y tamaño. Generalmente nuestra ansiedad en ver un trabajo terminado, hace que compremos plantas en tamaños grandes. En el caso de plantas herbáceas y de gramíneas no es necesario que sean grandes, ya que son de rápido crecimiento. En la compra de arbustos si tenemos que usarlos en cercos, la idea es de cubrir, entonces dependerá del apuro que nosotros tengamos a tal efecto. Si se trata de árboles, veremos los de crecimiento rápido como ser eucaliptos o casuarinas se adaptan mejor al medio, conviene comprar plantas de unos 2m en envases de 10litros. En plantas de crecimiento lento y con buena adaptación al medio, será conveniente que al comprar elijamos plantas de mayor porte, liquidámbar, ginkgos, cedros, tilos entre otros.
Como se venden..    Envasadas: en plástico soplado, es conveniente cortar los envases al retirar las plantas para no dañar las raíces. 

 
Cepellón: debe estar bien cubierto por una cobertura de totora que evitará que se rompa el pan y mantenga la humedad. Pueden plantarse con este envoltorio, ya que se degrada en poco tiempo.  

                                                        
Raíz desnuda: Algunos árboles se comercializan así en invierno. No todas las plantas lo soportan, pero en viveros serios garantizarán una buena entrega.

 
Compra de ejemplares. Los ejemplares, plantas de gran envergadura, deben examinarse libres de ataduras para comprobar que sus ramas estén de forma equilibrada. También hay que observar el estado de la corteza de no estar dañada, caso contrario, puede ocasionar la muerte de la planta. Podemos mencionar entre los que justifican costo y esfuerzo, los robles, en particular el de los pantanos y americano, liquidámbar , cedros y olmos. Los arbustos, en su mayoría, podemos encontrar ejemplares de coronitas de novias, membrilleros de jardín, ciruelos, crespones arbustivos, abelias. No es el caso de lavandas, o azareros. No sería recomendable  comprar ejemplares, en el caso de cipreses, aromos, eucaliptos. Muchas de las especies de trasplante riesgosos, aun siendo muy jóvenes, es preferible que su compra en envase sea plástico o cepellón. Las plantas sensibles al frío, como los jacarandáes, lapachos, palo borracho, ceibos deben presentar una corteza firme y netamente verde si se le provoca un pequeño corte. Amarronamiento en los tejidos, corteza blanda y babosa suelen ser síntomas de daños por el frío.
Al momento de elegir…
-Lo fundamental es decidirnos por plantas de fácil mantenimiento y en especial, que se adapten al medio.
 
-Deben ser plantas sanas, bien formadas, sin lesiones en la corteza.
-Observe que las yemas de las ramas estén vivas y las hojas lozanas.
-Las raíces no deben salir por debajo de los envases.
-Los  envases,  no deben traer malezas, en especial cebollín.
-En caso de plantas a raíz desnudas, no deben estar con ningún tipo de brote.
 
 

Como en aquellos viejos tiempos...



La vigencia de las planas del pasado…

 
Las modas suelen ser muy variables y las plantas no escapan a su dictado. Y así como algunas especies de vanguardia se venden apenas llegan a los viveros, otras son consideradas antiguas, y ni siquiera son cultivadas para la venta.
En tiempos de nuestras abuelas, las plantas elegidas eran de formas fuertes y gruesas texturas, algunas con pinches, rústicas y de casi nulo mantenimiento ya que, al estar destinadas a patios o jardines sombríos, apenas necesitaban sol.
Se elegían más por sus hojas, que por sus flores o frutos. Las macetas que las albergaban tenían pies, de formas  diversas y estaban pintadas generalmente de color blancas, rojas y otras dejadas en su original color piedra.
Las más representativas, aquellas que nos llevan al patio de nuestras abuelas.

Muchas de estas plantas volvieron, otras no tanto, pero todavía puede verse cómo, en algunos barrios, ellas siguen formando parte del paisaje, y no podemos dudar de que en esta casa, seguramente, viva alguna abuela.

 
Lazo de amor: (Chlorophytum comosum “vittatum”) Es una herbácea de origen africano. Rizomatosa, acaule y estolonífera, posee muchas raíces engrosadas blanquecinas. Sus hojas lineares, miden casi 35cm de largo, reunidas en rosetas, y con bandas anchas de color blanco. Son sensibles al frío, se adaptan mejor a la media sombra. Prosperan en cualquier tipo de suelo, se multiplican por división, por acodos de estolones.



Aloe arborescens: El aloe es de origen sudafricano. Es una planta de tallo bien desarrollado, erguido, bien ramificado. Sus hojas son lanceolada,  acuminadas, de más de 50cm, carnosas y con dientes  espinosos en los márgenes y de color verde azulado. Sus flores  son apretados racimos erectos de  color rojo anaranjado que aparecen en invierno. Es una planta muy resistente a la falta de agua. Se multiplica por gajos. Se la utiliza en caso de quemaduras para aliviar el dolor.



Filodendro: (monstera deliciosa) Planta originaria de América Central, herbácea trepadora perenne con largas raíces adventicias. Sus hojas, largamente pecioladas, elípticas, perforadas, pueden superar los 60cm de largo. Debe estar protegida del frío y las heladas, prefiere la media sombra, es una planta  muy resistente.



Lengua de suegra: (sanseviera thyrsiflora) Especie rizomatosa  de origen sudafricano. Sus hojas arrosetadas, planas, carnosas, de color verde oscuros con bandas blanquecinas o amarillas de hasta un metro de altura. Sensible al frío. Prefiere el sol no directo. Se multiplica por división de matas, por hijuelos, o trozos de hojas
 
 

Cyca revoluta: Esta planta posee un tronco simple, grueso, leñoso, cubierto por las cicatrices de las hojas. Llega a medir entre 1  y 2 de altura. Sus hojas rígidas y pinadas de un verde oscuro y brillante. Prefiere la media sombra y se adapta muy bien al sol. No tolera las bajas temperaturas. Suele confundirse con una palmera. Los floristas suelen sarlas para confeccionar palmas.


Tradescantia: (Setcreasea purpura) originaria de México, es una planta rastrera, rizomatosa y hojas lanceoladas cubiertas por pelos, de un color púrpura intenso, siempre y cuando la planta esté a pleno sol. Sus flores rosadas presentan tres pétalos. Toleran la sequía. Se multiplican por gajos. Trozos de rizomas o división
 
 

Anémonas: Herbácea de hojas persistentes, que llega a medir un metro de altura. Sus hojas largamente pecioladas, bien divididas de color verde oscuro. Los tallos florales son muy ramificados y las flores erguidas de color rosado-lila o blanco, se ven en otoño. Las varas  florales deben cortarse cuando termine la floración. Se multiplica por división de matas. Se las solía ver en los jardines de los frentes de las casas.


Otras: Dracenas,  Agave americana, Yucca, Cascaditas, Hojas de salón, Charoles, Malvones, Helechos, hortensias.

Aquellos tiempos también eran de los perfumes, como el jazmín del país y las madreselvas. Otro aroma tan inquieto en nuestro olfato es olor insípido de los malvones, y el inolvidable aroma de los azahares. A diferencia de otros sentidos, el del olfato se registra directamente, con intensidad y pureza e imprime los recuerdos con nitidez. De ahí su poder evocador de lugares y situaciones. Pronto no estarán nuestras abuelas; quién nos hablará de azahares.