martes, 9 de julio de 2013

Fuego de otoño...


Frutos que llenan de color el jardín...
Mucha es la gente que todavía desconoce el valor decorativo de las plantas con sus frutos. Hábilmente ubicadas, las plantas con frutos serán capaces de otorgar color a lugares donde otras plantas ya terminan de florecer o no florecen todavía.

Prácticamente en todas las épocas del año habrá alguna planta que dé frutos. La mayoría da frutos en otoño o invierno, precisamente en el momento en que escasean las flores.

Con los primeros fríos, los arbustos de los géneros Pyracantha, Cotoneaster y Crataegus se convierten en un foco en el paisaje por sus frutos de colores fuertes y cálidos. Sus especies son sumamente rústicas.  Estos tres géneros pertenecen a la familia de las rosáceas. Muchas veces son confundidos entre sí. Sus características y principales funciones en el paisaje son distintas. El género Pyracantha engloba arbustos especialmente aptos para cercos defensivos en grandes extensiones. Los Crataegus son arbustos de hasta 9m de altura. Los cotoneaster se destacan como arbustos para todos los jardines, dadas las múltiples especies de distintos tamaños que confluyen en el género.

Pyracanthas y Crataegus tienen espinas potentes. La diferencia entre ellas es que el pyracantha no pierde sus hojas en invierno y sus frutos son más achatados. Los Crataegus,  en cambio, pierden sus hojas en otoño y tienen frutos redondeados. Los Cotoneaster no tienen espinas, son plantas mansas que pueden perder algunas hojas, todas o ninguna, según la especie.






Cotoneaster: Son plantas muy populares en el país por su versatilidad y por su bonita forma y follaje, que casi siempre perdura todo el año. Además tienen sus momentos especiales cuando florecen, en primavera, y cuando fructifican, en otoño. Necesitan sol y toleran la media sombra, se comportan bien en la mayoría delos suelos siempre que tengan buen drenaje. Son resistentes a la polución y no necesitan podas, aunque las soportan. Conviene conocer la altura de la especie que se va a plantar ya que varían desde el metro y hasta los seis metros de altura. Una vez que están bien instalados, casi no necesitan cuidados. Entre ellos podemos encontrar el Cotoneaster microphylla, con in porte bajo de uno por dos de ancho, con flores blancas y frutos rojo-rosado. El Cotoneaster horizontalis que antes de caer sus hojas se ponen de color rojizas y su porte es bajo. El Cotoneaster franchetti, que tiene sus hojas verde grisáceas, y su altura es de dos metros, sensibles a las heladas. El Cotoneaster glaucuphyllus cuyas hojas son verde oscuras con el envés blanquecino.

Crataegus: Son arbustos de hojas caducas, aserradas o lobuladas. Se cubren de bonitas flores blancas e primavera, que luego dan origen a los frutos otoñales. En general son muy resistentes al frío y  toleran los suelos alcalinos. Viven bien en suelos con humedad adecuada y pueden soportar períodos de sequías. Toleran la polución ambiental de las ciudades y  crecen bien en el sol. Podemos encontrarlos en antiguos jardines, son muy longevos, en la actualidad no son muy cultivados.

Pyracantha: También conocido como espino de fuego, son arbustos muy difundidos como plantas de grandes espacios. Tienen ramas arqueadas que se llenan de frutos rojos, anaranjados o amarillos, de otoño a invierno. En primavera producen pequeñas y delicadas flores blancas reunidas en inflorescencias. Tienen espinas y las hojas enteras, más largas que anchas. La más conocida en la Argentina es la Pyracantha coccinea, especie muy rústica, pero fructifica mejor en tierras fértiles, con buen drenaje y al sol. Es resistente al frío. Su crecimiento es rápido, legando a los tres metros de altura. Son muy útiles como cercos informales defensivos gracias a sus espinas y  a la buena resistencia a la poda.

 

 
 


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