La vigencia de las planas del pasado…
Las modas suelen ser muy
variables y las plantas no escapan a su dictado. Y así como algunas especies de
vanguardia se venden apenas llegan a los viveros, otras son consideradas
antiguas, y ni siquiera son cultivadas para la venta.
En tiempos de nuestras
abuelas, las plantas elegidas eran de formas fuertes y gruesas texturas,
algunas con pinches, rústicas y de casi nulo mantenimiento ya que, al estar
destinadas a patios o jardines sombríos, apenas necesitaban sol.Se elegían más por sus hojas, que por sus flores o frutos. Las macetas que las albergaban tenían pies, de formas diversas y estaban pintadas generalmente de color blancas, rojas y otras dejadas en su original color piedra.
Las más representativas, aquellas que nos llevan al patio de nuestras abuelas.
Muchas de estas plantas volvieron,
otras no tanto, pero todavía puede verse cómo, en algunos barrios, ellas siguen
formando parte del paisaje, y no podemos dudar de que en esta casa,
seguramente, viva alguna abuela.
Lazo
de amor: (Chlorophytum comosum “vittatum”) Es una herbácea de
origen africano. Rizomatosa, acaule y estolonífera, posee muchas raíces
engrosadas blanquecinas. Sus hojas lineares, miden casi 35cm de largo, reunidas
en rosetas, y con bandas anchas de color blanco. Son sensibles al frío, se
adaptan mejor a la media sombra. Prosperan en cualquier tipo de suelo, se
multiplican por división, por acodos de estolones.
Aloe arborescens: El aloe es de origen sudafricano. Es una planta de tallo bien desarrollado, erguido, bien ramificado. Sus hojas son lanceolada, acuminadas, de más de 50cm, carnosas y con dientes espinosos en los márgenes y de color verde azulado. Sus flores son apretados racimos erectos de color rojo anaranjado que aparecen en invierno. Es una planta muy resistente a la falta de agua. Se multiplica por gajos. Se la utiliza en caso de quemaduras para aliviar el dolor.
Filodendro: (monstera deliciosa) Planta originaria de América Central, herbácea trepadora perenne con largas raíces adventicias. Sus hojas, largamente pecioladas, elípticas, perforadas, pueden superar los 60cm de largo. Debe estar protegida del frío y las heladas, prefiere la media sombra, es una planta muy resistente.
Lengua
de suegra: (sanseviera thyrsiflora) Especie rizomatosa de origen sudafricano. Sus hojas arrosetadas,
planas, carnosas, de color verde oscuros con bandas blanquecinas o amarillas de
hasta un metro de altura. Sensible al frío. Prefiere el sol no directo. Se
multiplica por división de matas, por hijuelos, o trozos de hojas
Cyca
revoluta: Esta planta posee un tronco simple, grueso, leñoso,
cubierto por las cicatrices de las hojas. Llega a medir entre 1 y 2 de altura. Sus hojas rígidas y pinadas de
un verde oscuro y brillante. Prefiere la media sombra y se adapta muy bien al
sol. No tolera las bajas temperaturas. Suele confundirse con una palmera. Los
floristas suelen sarlas para confeccionar palmas.
Tradescantia: (Setcreasea purpura) originaria de México, es una planta rastrera, rizomatosa y hojas lanceoladas cubiertas por pelos, de un color púrpura intenso, siempre y cuando la planta esté a pleno sol. Sus flores rosadas presentan tres pétalos. Toleran la sequía. Se multiplican por gajos. Trozos de rizomas o división
Anémonas:
Herbácea de hojas persistentes, que llega a medir un metro de altura. Sus hojas
largamente pecioladas, bien divididas de color verde oscuro. Los tallos
florales son muy ramificados y las flores erguidas de color rosado-lila o
blanco, se ven en otoño. Las varas
florales deben cortarse cuando termine la floración. Se multiplica por
división de matas. Se las solía ver en los jardines de los frentes de las
casas.
Otras: Dracenas, Agave americana, Yucca, Cascaditas, Hojas de salón, Charoles, Malvones, Helechos, hortensias.
Aquellos tiempos también
eran de los perfumes, como el jazmín del país y las madreselvas. Otro aroma tan
inquieto en nuestro olfato es olor insípido de los malvones, y el inolvidable
aroma de los azahares. A diferencia de otros sentidos, el del olfato se
registra directamente, con intensidad y pureza e imprime los recuerdos con
nitidez. De ahí su poder evocador de lugares y situaciones. Pronto no estarán
nuestras abuelas; quién nos hablará de azahares.
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