En el cultivo orgánico o ecológico de las plantas no
se propone sólo oponerse al uso de plaguicidas y fertilizantes químicos.
Cultivar orgánicamente es aplicar una visión general de la naturaleza,
aprendiendo que todo en ella está
interactuando. Se basa exclusivamente en su respeto. Se siguen sus leyes y se
aprovechan sus secretos. Con algunos consejos muchas más personas disfrutarán
de su huerto ecológico.
El cultivo orgánico se basa en reglas fundamentales,
conocer y aplicar estas técnicas a la huerta nos garantizará la cosecha de
mejores verduras.
Uso de abonos orgánicos: Se pueden preparar en casa,
o comprar en algún vivero. Se suministran al suelo y aportan la fertilidad que
necesitan las plantas para su crecimiento y desarrollo (humus de lombriz,
estiércol seco, compost). Lo ideal es fabricar nuestro abono o compost a base
de residuos vegetales. Tener cuidado al trabajar el suelo, en no invertir las
diferentes capas, ya que los microorganismos que viven en la superficie no son
los mismos que se encuentran a más profundidad. Utilizar el acolchado o
mulching en nuestros canteros. Se trata de una cubierta formada por cortes de
césped seco y hojas, la cual reducirá el impacto de los agentes atmosféricos
(vientos, fríos intensos, sol fuerte) Mantiene la humedad y la estructura del
suelo y produce un reciclaje de materia orgánica.
Rotaciones: Al rotar plantas de distinto tipo y
familia de una temporada a la siguiente en un mismo sector aseguramos una
excelente sanidad y buen aprovechamiento de la fertilidad del suelo. Esto
significa que los nutrientes se aprovecharán escalonadamente a lo largo del
tiempo, dependiendo de la exigencia de cada planta. Por ejemplo si en un surco
sembramos lechuga (hortaliza de hoja) y cuando termina el cultivo en ese mismo
lugar se siembra algo totalmente distinto, como rabanito (hortaliza de raíz).
Al ser de distintas familia y estructura no comparten enfermedades ni plagas,
evitando también la carencia de
nutrientes determinados.
Asociaciones: Esto consiste en agrupar plantas de
hortalizas totalmente distintas (de diferente familia y estructura de planta),
para que entre ellas se espanten insectos dañinos, eviten enfermedades y no
compitan por espacio aéreo ni subterráneo. Un ejemplo muy descriptivo es el de
la zanahoria (hortaliza de raíz) que con su estructura ocupa la parte
subterránea del suelo, asociada con acelga (hortaliza de hoja) en un surco
adjunto, que ocupará la parte aérea del sector y desarrolla muy poca raíz.
Ventajas de una buena asociación
-Tierra, espacio y agua son mejor utilizados.
-Se reducen al mínimo los riesgos de malas cosechas.
-Disminuyen los ataques
parasitarios.
-Hay menos invasión de hierbas y malezas.
-Mejora el rendimiento en un 50-100%
Al asociar debemos tener en cuenta la importancia de dos familias.
-Las leguminosas (soja, habas, chauchas, arveja) que aportan a través
de sus raíces nitrógeno, nutriente fundamental al suelo.
-Las liliáceas (ajo, cebolla, ciboulette, puerro, cebolla) que
asociadas con cualquier otra hortaliza garantizan una muy buena prevención
frente a plagas ya que con su aroma repelen a los insectos.
Las
frutas y las verduras de los huertos ecológicos tienen más sabor, más olor,
saben mejor….La satisfacción que ofrece verlos formarse y crecer, recogerlos,
comerlos y compartir…no tiene precio.
La
agricultura orgánica privilegia la tierra y todo lo que significa aumentar su
fertilidad.
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