martes, 9 de julio de 2013

La camelia...la flor más bella del jardín.


Las camelias…en el lenguaje de las flores, significa “te querré siempre”

 Las camelias cautivan a hombres y mujeres alrededor del mundo. Son hermosas, delicadas y un arbusto infaltable en cualquier jardín. Pero para conocerlas más es importante saber de dónde vienen. Es por ello que hoy hablaremos un poco de su historia.

A finales del siglo XVII, los navegantes europeos la descubrieron en el sudeste asiático. La camelia, una planta de flores tan delicadas fue confinada por mucho tiempo a los invernaderos como algo demasiado frágil para formar parte de la vida cotidiana.

Mil años antes de Cristo la Camellia sinensis era ya venerada en todo el sudeste asiático, su hábitat de origen, pues con sus hojas se elaboraba una bebida muy apreciada: el té. Asimismo, las semillas de algunas especies como la C. oleifera contienen un aceite de gran calidad usado en China y Japón para la elaboración de productos cosmésticos  y medicinales.

Como ocurrió con otras plantas, su expansión se debió a los monjes budistas que la llevaron consigo en sus viajes. El nombre se lo ponen en 1639, en honor a Joseph Camellus, farmacéutico jesuita que recolectó plantas en Filipinas.

Las camelias son plantas considerablemente rústicas y de lento crecimiento. En su mayoría se presentan como arbustos,  un frondoso follaje siempre verde, que llegan a los dos o tres metros de altura, pero algunas variedades pueden alcanzar gran tamaño, más de cinco metros, en condiciones favorables. En términos generales, presentan un frondoso follaje siempre verde y masas de flores frecuentes entre invierno y primavera.

Célebre por su belleza, las flores de la camelia, se clasifican en simples, dobles, semi-dobles, doble-irregular, con formas de anémonas, peonias y de rosas. Los colores van del rojo al blanco, ocupando toda esta paleta en un sinfín de tonos, lisas y matizadas.

Sus necesidades. Las camelias se desarrollan bien en climas templados, con inviernos y primaveras suaves y húmedas y veranos calurosos y secos. Sus hojas gruesas como el cuero las hacen resistentes al calor, pero sensibles a las heladas y al sol pleno. Es por eso que se recomienda ubicar la planta en un lugar que reciba el sol menos fuerte de la mañana y que este protegida del sol de la tarde.

Para su buen desarrollo es necesario un suelo ácido, bien drenado, con un PH de 5.5. La tierra debe estar húmeda, pero no encharcada. Se puede colocar en la zona radicular de la planta un mulch de corteza de pino. En épocas de sequias prolongadas, conviene regar también sobre el follaje.

La camelia japónica no necesita una poda anual, aunque responde muy bien a ella, y es necesaria cuando se quiere hacer la planta más compacta y arbustiva, o para dar una determinada forma. En este caso debe realizarse durante eI periodo vegetativo, en la época de floración, y antes de que empiecen afirmarse los nuevos brotes. Además es conveniente cortar los chupones que no producen flor y suelen aparecer en el interior de plantas antiguas; de esta manera se reservan las energías para los brotes productivos de la planta

Raleo de capullos. La mayoría de los cultivares de camelia japónica producen más de un capullo por yema floral, y en algunos casos más capullos de los que pueden abrir adecuadamente, y puede ser necesario un raleo, sobre todo cuando lo que interesa son flores de mayor tamaño y calidad, y no mucha cantidad de flores. En algunas variedades el raleo se produce de forma natural, y los capullos se caen solos antes de la floración. Si es necesario realizarlo manualmente, debemos dejar uno o dos capullos al final de cada rama, y un capullo floral cada 10 cm. aproximadamente a lo largo del tallo.

Entre las variedades podemos citar: La camelia japónica, es la variedad más cultivada, sus flores pueden medir 12 cm de diámetro. La camelia sasanqua, usada para macetas. Camelia humalis, que suele florecer desde mayo a octubre. La más grande es la camelia reticulata, cuyas flores llegan a los 15 cm de diámetro. Pero la más famosa, sin duda, es la camelia sinensis, cuya altura es de unos 4m de altura, con flores más pequeñas pero privilegiadamente perfumadas. La multiplicación es por, acodo, injerto o semillas.
 
 


 
 
 
 
 
 
 
 
 

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