Fueron usadas en la antigüedad como ornamentales por su aspecto arbustivo y su abundante floración.
Sabiendo elegirlas y con mínimos cuidados pueden deslumbrar jardines en grandes macizos, como ejemplares únicos y en macetas para balcones y patios.
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Podemos clasificarlas en simples, cuya floración es la primera en aparecer, con
follaje más abierto y una altura casi de tres metros.
En dobles, teniendo estas un crecimiento más lento y de forma mas compacta, tiene una altura mas acotada y la floración corresponde al periodo primavera-verano y hasta puede tener una segunda floración otoñal , las dobles mas comunes son blancas con matices rosados en pequeñas manchitas efumadas en el centro.
Con variedades de colores… desde el blanco hasta el lavanda, aunque colorado, coral ,rosa y blanco son las más populares.
Una buena composición de estas especies, realzan el entorno con sus brillantes matices.
Generalmente estas plantas han sido forzadas en invernadero antes de salir a la venta y suele ocurrir con frecuencia que aquella maceta tan espectacular que adquirimos en el vivero se marchita rápidamente al instalarse en nuestra casa, perdiendo ya, no solo las flores, sino dando un aspecto no deseado en el follaje.
Para que esto no ocurra prestemos atención a estos consejos:
Claves para disfrutar al máximo el estallido “de color primaveral “
Prefieren sol de la mañana. Si están en lugares sombríos no producen flores.
Es una planta que tolera el clima frío pero no aún las heladas ya que estas dañarán los botones florales que comienzan a aparecer.
Les gusta los suelos ácidos, sueltos, profundos y permeables. Para ello es aconsejable usar pinocha y turba.
Durante la floración necesita un riego diario, una buena ventilación y constante humedad, como asi también pulverizar las hojas sin mojar las flores.
En ambientes secos los pimpollos se deshidratan y pierden las hojas.
No dejar flores marchitas, quitarlas a medida que se secan pinzando desde la base. Asi se consigue la brotación de hojas nuevas y se evitan posibles pudriciones.
Podar las plantas cada dos o tres años para modificar las ramificaciones, forma y tamaño de la copa. Con la poda se mejora la floración.
DEFICIENCIAS EN EL FOLLAJE.
Si las hojas están amarillas se debe a drenaje deficiente o a un suelo alcalino.
Si son pequeñas y opacas se aconseja agregarles zinc.
Si están descoloridas es por insuficiencia de hierro.
Puntas de hojas marchitas y amarronadas, se debe a la falta de humedad o al exceso de sol.
El mejor momento para la fertilización con potasio es en el período previo a la floración.
Al comprar una planta seleccione aquellas cuyas flores no estén abiertas, pero que tengan al menos un pimpollo marcando el color deseado.
Nuevas tendencias..
Existen diversos estilos para el cultivo de azaleas:
En bonsai: debemos utilizar una azalea de maceta que haya pasado el verano en un lugar sombrío y húmedo del jardín, plantarla en un contenedor pequeño en otoño y empezar a darle forma, podando los extremos a menudo.
En árbol: la mejor opción es comprar un ejemplar con una rama central e ir podando las ramas más bajas y laterales tras la floración para lograr la forma topiaria de arbolito.
En columna: colocar una estructura cónica sobre la maceta para que nos sirva de guía, y utilizar la variedad doble.
Lograr un buen efecto no depende solo de la planta sino de la atención que nosotros pongamos en ella
